Cuando ves la ilusión con que los niños aprenden cosas
nuevas, cuando constatas que prepararte bien lo que vas a enseñarles es casi
siempre mejor que improvisar, cuando descubres que tu misión como maestro es motivarles a
querer siempre llegar más allá de lo que se ve a simple vista, cuando
reconoces que necesitas aprender más para enseñar mejor, agradeces empezar con
tan buen pie y con tantas expectativas el curso al que hace unos meses te apuntaste, animada
por los buenos resultados del anterior.
La finalidad de este blog es compartir mi experiencia a lo largo de este periodo de formación y
aprendizaje; se trata de un cuaderno de bitácora escrito entre puerto y puerto,
mecida por el fuerte oleaje de la innovación
educativa al que estamos sometidos.
Acostumbro a decir a mis alumnos que el aula es una pista de entrenamiento para la gran maratón que es la vida, no queremos ir cargados con enormes mochilas sino tener estrategias para llegar lo más lejos posible de la forma más eficaz y rentable. En ella, podemos caernos, hacer enormes tachones, probar caminos, proponernos retos, acercarnos a ellos, superarlos, fracasar, levantarnos y ayudar a los que se quedan atrás (porque no se gana si no se trabaja en equipo).
El modelo pedagógico Flipped classroom es la respuesta a la necesidad de dedicar el tiempo lectivo a las tareas de entrenamiento, aprovechando las infinitas posibilidades que nos ofrecen las TIC para trabajar desde casa otro tipo de tareas. Descubrir esta nueva concepción del tiempo y actividades de clase me ha hecho pensar en la necesidad imperiosa de ponerme al día con la cantidad de aplicaciones y programas que existen y que harán realidad que dentro de muy poco, en mi clase de quinto de primaria, mis alumnos puedan respirar otro aire distinto: el de una clase invertida que suponga un reto cada día.
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